Amalia García, dispuesta a dar lucha contra el monrealismo y Tomás Torres, dio este sábado 16 de noviembre el banderazo de salida para lograr la candidatura a gobernador por el PRD. Tal parece que los amalistas y los monrealistas darán de qué hablar durante los próximos meses…
Y como decía una de las cartulinas repartidas con diligencia por los organizadores y tachoneadas a mano y de mucha prisa por los coordinadores territoriales de cada grupo de acarreados: “Se acabó Monreal y llegó el amalismo”.
Ni hablar, el trabajo lo vence todo, como lo demostró haber hecho venir desde todos los puntos del estado 150 camiones retacados de familias enteras que, previa torta de jamón, Frutsi y naranja sin pelar, marcharon desde la facultad de Derecho hasta la Plaza de Armas para mostrar su más decidido apoyo a la diputada federal Amalia García Medina.
Qué importa que la mayoría de ellos poco haya entendido de los discursos que, literalmente, los ensordecieron a base de tamborazo y contradicciones, como cuando Raymundo Cárdenas dijo que “no queremos nada con el monrealismo, si bien la obra de Monreal estuvo muy bien”.
Venimos porque quisimos, explica María, guera de rancho quien llegó a esta capital desde Mazapil acompañada de sus seis hijos, los cuales disfrutan con dilación el lunch que les entregó su coordinador territorial, quien le recuerda constantemente que no debe hablar con gente de la prensa.
Evidentemente molesto por las preguntas del reportero, el coordinador, quien no quiso dar su nombre, recalca que en la marcha no hay acarreados, pero sobre todo que no es cierto que hayan recibido dinero o promesas de mejoras en sus pueblos en caso de que Amalia llegue a la gubernatura.
“Nuestro compromiso es claro, estamos con Amalia porque nos gusta mucho su programa político”, recalca el coordinador; “el chiste es apoyar al PRD y ya, porque al PRI no nos regresamos”.
“Total, si no gana Amalia y sale Tomás Torres, pues también apoyarlo, ya que mal que mal es el hijo chido de Ricardo Monreal y este ha sido un gobernador a todo dar, muy entrón, como nosotros, que estamos listos para lo que venga”.
Cuatro mil almas, seis mil según los organizadores, desbordan la plaza de Armas al grito de sí se puede, sí se puede, repetido con insistencia desde el templete por el maestro de ceremonias, Gerardo Romo Fonseca, a quien sólo le falta ponerse a cantar o regalar un auto nuevo de paquete, porque ahora sí parece que es la hora del gane.
El gane que augura Quirino, el exlíder del barzón por mucho tiempo fuera de la escena política, quien en un arrebato de congruencia repite casi palabra por palabra el mismo discurso que pronunció aquí cinco años atrás, cuando los democratizadores aún no se volvían antidemocráticos y los nuevos democratizadores apoyaban a esos mismos exdemocráticos, a quienes exigen congruencia y respeto “porque no deben olvidar quiénes los pusieron en el sitio donde están”.
Sólo Amalia se apiadó de la multitud y prefirió leer un discurso en el cual abundaron los lugares comunes, si bien destacaron términos como “defensa de la soberanía popular”, así como un llamado para superar la pobreza, “a fin de que deje de ser un obstáculo que impida la realización de los sueños de los niños, los jóvenes, las mujeres y los hombres”.
Finalmente llegó lo bueno: La banda Puro Zacatecas, que puso a bailar hasta a los globos de color blanco y púrpura que inundaron el mitin, generando un ambiente de alegría.